Una vez colocado el diente sobre el implante, en la clínica dental, el dentista procede a la comprobación de que todo es correcto.
Comprobamos:
a.- Ajuste del diente con el implante. Este es el punto más importante y delicado: las dos superficies de unión (la del implante y la de la corona) tienen que estar perfectamente asentadas.
b- Ajuste de la oclusión: que el nuevo diente no “choque” antes con el diente antogonista (el diente de arriba si, es el diente del implante es el de abajo y viceversa). Lo hacemos “masticando” con unos papelitos de color rojo y azul en los que el dentista ve cómo es la oclusión.
c- Que la unión con los dos dientes adyacentes (el de delante y el de detrás) sea consistente. Las uniones con los dientes de “al lado” tienen que ir un poco firmes, tiene que haber un poco de presión.
d.- Que la encía esté en su sitio.
e.- Que la estética sea buena: la forma y el color tienen que ser los adecuados.
f.- Una vez comprobado que esos parámetros son correctos apretamos el tornillo que uno la corona con el implante con fuerza. Habitualmente lo hacemos manualmente pero en algunas ocasiones empleamos una llave dinamométrica para darle un poco más de torque (fuerza).
g.- Y finalmente cerramos el orificio de la corona por donde ha pasado el tornillo. En ocasiones este orificio lo cerramos con un tapón provisional y en ocasiones lo cerramos definitivamente con composite (un empaste). El tomar una decisión u otra depende de muchos factores que el dentista tendrá en consideración en cada situación.