Los implantes corticales son los implantes dentales que se “anclan” en la parte cortical del hueso.
Para poder entender los protocolos de los implantes corticales explicamos muy brevemente unos conceptos básicos de la anatomía del hueso de los maxilares.
Los huesos maxilares tienen dos partes: la cortical (que es el hueso de “fuera”) y la esponjosa (que es el hueso de “dentro”).
El hueso cortical rodea al hueso esponjoso. Es mucho más denso y fuerte que el hueso esponjoso.
La densidad del hueso cortical suele ser fija, aunque varía el grosor de esta cortical. El grosor del hueso cortical depende de muchos factores.
El hueso esponjoso es más poroso y menos denso que el hueso cortical. Dependiendo de la densidad del hueso hay cuatro grados de densidades. El hueso esponjoso, en algunas ocasiones puede ser casi como “aire”. Pacientes con mucha osteoporosis tendrán hueso muy poco denso.
También hay que saber que el hueso mandibular en su conjunto suele ser más denso que el hueso de maxilar superior y que el hueso cortical de la mandíbula también suele ser más grueso que el del maxilar superior
Cuando se pierde hueso, se suele perder el hueso esponjoso, en cambio, el hueso cortical suele permanecer siempre.
Por eso se entiende que en casos extremos de gran pérdida de hueso, hay muy poco hueso esponjoso y casi exclusivamente hueso cortical. En estas situaciones los únicos implantes posibles son los implantes corticales.