En el interior de los dientes, en la pulpa dental, existen las denominadas DPSC (células madre de la pulpa dental), las cuales en dientes sanos, están aisladas y protegidas por los tejidos dentales, lo que hace que sean microbiológicamente estériles.
Las células madre son células indiferenciadas, con gran capacidad de proliferación y precursoras de las demás células del cuerpo asegurando el suministro de nuevas células para la regeneración o reparación de tejidos y órganos.
Estas células son capaces de multiplicarse infinidad de veces dando lugar a otras células madre, que en laboratorio se pueden modificar con unos factores de diferenciación y conseguir otros tipos de células útiles para cualquier parte del cuerpo humano: miocitos, condrocitos, células nerviosas, adipocitos, hepatocitos..etc.
De la pulpa dental se pueden aislar, extraer y almacenar de dientes de leche que estén a punto de caer por razones naturales, o de dientes definitivos que se vayan a extraer por indicación odontológica: muelas del juicio, dientes supernumerarios, o piezas dentales para extraer en casos de ortodoncia por falta de espacio.
La pieza extraída se envía refrigerada al laboratorio especializado donde se procesa la pulpa y controla su calidad y número de pcélulas madre presentes.
La finalidad de la conservación de estas células es su utilización en un futuro en que el paciente necesite células 100% compatibles con él evitando rechazos y consiguiendo así un tratamiento totalmente autólogo.
(FUENTE: Revista DENTISTAS nº11)